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27

JUN

Abanicos de seda para danza oriental y danza flamenca

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abanicos

China, Mongolia, India, Persia, Samarcanda,  Antioquía, Constantinopla… la Ruta de la Seda constituye uno de los trayectos más fascinantes y evocadores del planeta. Esta legendaria red comercial fue establecida en el siglo I a. C. como una forma de agilizar y fomentar el comercio de ese ansiado tejido a lo largo de cientos y cientos de kilómetros, atravesando ríos, montañas y ciudades. Más de mil años después, la elaboración de la seda ya no es un secreto preservado por los artesanos orientales, ni son necesarias largas travesías para llegar a ella. Sin embargo, esta mercancía todavía mantiene intacta su capacidad para cautivar a la humanidad. Quizás se deba a su textura dulce, a su irresistible suavidad o a ese brillo tan característico que aporta, pero lo cierto es que resulta casi imposible resistirse a los encantos de ese misterioso material. Existen múltiples formas de lucirlo, pero, sin duda, una de los más populares es el abanico de seda.



Práctico, ligero y muy elegante, no solamente ayuda a refrescarnos en los días en los que el termómetro parece estar a punto de estallar, sino que también se trata del complemento ideal para darle un toque de sofisticación a cualquier estilismo y para acompañar los movimientos de la danza orietal o la danza flamenca. Ya sea como regalo para un ser querido o como capricho personal (de vez en cuando, toca mimarse), un abanico de seda garantiza una sonrisa en el rostro de quien lo recibe. Además, en la actualidad existen en el mercado una casi inabarcable variedad de modelos de abanicos de seda, por lo que no resulta nada complicado encontrar aquel que se ajusta a lo que estábamos soñando.

Las claves para elegir el abanico de seda perfecto

Si necesitamos un abanico de seda sencillo, lo mejor es optar por un modelo liso y de un solo color. Además, detalles como un ribete en tonos dorados o el varillaje de sapelly le aportarán una dosis extra de distinción. Dicen que menos es más y, en este caso, la popular frase no podría ser más acertada.


Abanico de seda lisa morado

Los abanicos de seda también pueden ser empleados como un lienzo en blanco sobre el que pintar a mano. De esta manera, cada ejemplar queda transformado en una obra de arte plegable. Es más, su superficie sirve en ocasiones como una forma de rendir homenaje a Gaudí, Picasso, Miró y otros maestros del pincel. Se imponen así los motivos geométricos como estampado predilecto, ya sea en espirales, triángulos o romboides. Abunda también la mezcla de formas y colores. ¿El resultado? Un carrusel pictórico en movimiento, un objeto único que merece ser conservado para toda la vida.


Abanico de seda pintado a mano

Si hablamos de abanicos de seda, resulta inevitable hablar también de flores. Y es que, los estampados ajardinados constituyen un clásico a la hora de decorar este tipo de artilugios. Dentro de esta temática silvestre, podemos encontrar diferentes estilos, desde exuberantes rosas rojas hasta alegres girasoles, pasando por tulipanes de aire pintoresco o delicadas calas blancas.


Abanico de seda con flores


Abanico de seda con tulipanes

Otra opción son los juegos de color dentro de una misma variedad cromática. Así, por ejemplo, se puede confeccionar un abanico que emplee toda la paleta del verde, desde sus variantes más clara y ligeras a las más intensas, para lograr un efecto de riqueza visual y profundidad.


Abanico de seda verde

Y si lo que ansiamos, por encima de todo, es la elegancia absoluta, debemos fijar nuestra mirada en los abanicos de seda para fiesta, que, además de seda, suelen contar en su elaboración con detalles de terciopelo o blonda. Estos modelos suelen estar confeccionados en colores más sobrios, como el gris, el blanco o el negro.


Abanico de seda y terciopelo


Abanico de seda y blonda

La seda lleva milenios enamorando a individuos de todas las culturas, ¿cómo negarle pues un huequecito en nuestros cajones?

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