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Al llevarla a cambiar para hacer unas compras, el cantaor comprobó que la onza había sufrido algunas limaduras rateras y que la moneda no pesaba lo mismo.
El Fillo entonces, fue al encuentro de "Paquiro" y le espetó sin más ni más: "Dígame usted, maestro, ¿le falta algo a mi cante...? Ante la respuesta negativa del torero, tan sorprendido como interrogante, el cantaor añadió: "¿Eran cabales las Siguiriyas que ayer le cante...?"
Y, después de la segunda afirmación de "Paquiro", "El Fillo" agregó: "Y bien, yo le he dado una buena moneda. Una moneda cabal, en tanto que la de usted está falta". Desde entonces, se llaman cabales las siguiriyas cambiás.