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13

AGO

El abanico español: un arte de sutil seducción

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abanicos

El abanico es uno de los distintivos más importantes de España. Si bien los primeros abanicos se crean en Asia, es España quien los revoluciona en términos de fabricación, estilo y pinturas. Los antiguos comerciantes de la península (actualmente los territorios de Portugal y España) fueron quienes introdujeron este instrumento a Europa. Sin embargo, España hizo mucho más que sólo adoptar su uso: creó su propia interpretación de lo que un abanico debía ser, convirtiéndolo en parte fundamental dentro de su cultura, y por supuesto, un imprescindible dentro del arte flamenco.

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El abanico de encaje, complemento ideal para ceremonias de verano, destacando las bodas. Fotografía del modelo 1559.

Los primeros registros de abanicos en España datan del siglo XV. Se sabe que dichos abanicos no eran plegables sino fijos y estaban elaborados con piedras preciosas y plumas que daban realce a la pieza, siendo estos usados por la nobleza. Para el siglo XVII los maestros abaniqueros españoles eran altamente elogiados, una de las razones que propició la creación de la Real Fábrica de Abanicos en Valencia a principios del 1800, una institución que  sería referente de moda y buen gusto en la industria abaniquera de toda Europa.


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"La dama del abanico", obra del pintor español Alonso Sánchez Coello cerca del 1570. Fotografía del Museo del Prado.

 

Finalmente, a partir del siglo XVIII los abanicos toman bastante popularidad y se expanden entre los diferentes grupos sociales.



El abanico en el flamenco

Para el flamenco, el abanico representa una extensión de la sensualidad humana que agrega dramatismo y  fuerza a los movimientos de baile.

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Abanicos españoles pericones, el elemento que hechiza cada movimiento del baile flamenco.


Desde tiempos antiguos se desarrolló el llamado "lenguaje del abanico", con el cual las mujeres podían expresar mensajes mediante sutiles pero seductores movimientos, como son:

Te amo: sostener el abanico cerca del corazón.

Te quiero: esconder sutilmente la mirada detrás del abanico abierto.

Estoy soltera: abanicar lentamente sobre el pecho.

Afirmar algo: descansar el abanico en la mejilla derecha.

Negar algo: sostener el abanico en la mejilla izquierda.

Pedir perdón: pasar el abanico por los ojos.

No me olvides: abanico detrás de la cabeza


Siglos después este lenguaje fue una fuerte razón para que las bailaoras lo incorporaran al flamenco, cargando de intensidad cada paso sobre el tablao e intensificando las emociones. La energía que transmitían con él lo convirtió en una pieza esencial del flamenco que perdura hasta nuestros días.

Actualmente,  pensar en España es pensar en abanicos. Estos se han convertido en distintivo del país del sol y por supuesto... ¡en los mejores aliados para el verano!


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