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Carlos Saura

Carlos Saura

Y la imagen, la escritura, la música todo lo vuelco en las películas que me parece como el resumen de todo lo anterior.

Carlos Saura nace el 4 de enero de 1932 en Huesca (España).

Cinéfilo desde muy joven, adquirió de su madre, pianista profesional, el gusto por la música. Su hermano mayor, Antonio Saura, pintor célebre, modeló sus tendencias artísticas. En las creaciones de Carlos aparecen referencias más o menos claras a Hyeronimus Bosch o a Goya.

Cuando era adolescente practicó la fotografía. A partir de 1950, equipado con una cámara de 16 mm, realizó algunos reportajes. Los temas referentes a la representación aparecieron muy pronto en el joven a través de una herencia familiar y un trayecto personal muy ricos.

En 1952, se matriculó en el Instituto de Investigaciones y Estudios Cinematográficos, donde se apasionó por la técnica y la teoría del cine. Siguió, también, de forma esporádica, los cursos de la Escuela de Periodismo.

Saura acabó, en 1957, La tarde del domingo, su cortometraje de fin de estudios. Su graduación le permitió enseñar en ese mismo Instituto hasta 1963, fecha en la que, por razones políticas, fue apartado de él.

En 1958, rodó Cuenca, un mediometraje que, como su ensayo precedente y su primer largometraje, Los golfos (1959), intentó sentar las bases de un neorrealismo a la española. Su experiencia de fotógrafo, el deseo de posicionarse en favor de los marginados, la voluntad, finalmente, de encontrar una identidad cultural condujeron, en un principio, a Saura a elaborar un cine físico, lírico y paradocumental al mismo tiempo.

El director, reúne, con Los golfos, los temas de inspiración de algunos novelistas de su época a los que preocupaba el realismo social. (Uno de ellos, Daniel Sueiro, colaboró en el guión de la película).

En Los golfos abordó, a través de una pintura sociológica de los barrios desfavorecidos de la capital, el problema de la delincuencia juvenil. Con Llanto por un bandido (1963), el autor abandona el camino de un cine en línea directa con la realidad para dedicarse, gracias a una crítica interna de los códigos del género picaresco, a la figura mítica de un fuera de la ley del siglo XIX: personaje fruto de toda una tradición popular que la propaganda oficial desvía en su beneficio.

La censura mutiló la película que dejó de corresponderse con el objetivo de su creador. Hasta la muerte de Franco, Saura debió luchar con las autoridades del país y utilizar la astucia para evitar la censura.

Esto le condujo a trabajar en el nivel de la alegoría y del simbolismo. En La caza (1965), el cineasta esboza las grandes líneas de esta escritura particular que le caracteriza. A través de una excursión de caza situada en la España de los años sesenta, aparece el recuerdo, indirectamente evocado, de una guerra. Los caracteres que se enfrentan están condicionados psicológicamente por el peso del pasado. A pesar de estar construida sobre bases concretas, la película se desliza, por medio de sutiles desencuadres (importancia de los actos que faltan, de los automatismos, de los lapsus...), hacia lo que algunos llaman el «realismo onírico».

A partir de entonces, Saura desarrolló los temas de la memoria, de la frustración, de la infantilización de varias generaciones de españoles por una sociedad puritana y represiva. La célula familiar y la infancia representan las llaves que abren los arcanos de este microcosmos.

Los individuos que pueblan estas ficciones pertenecen a la burguesía media, a veces a la alta, y en principio forman parte de una categoría social privilegiada por el régimen. Saura intentó desvelar los mecanismos que dirigían su inconsciente. Pero introdujo su sonda con prudencia.

Peppermint frappé (1967), Stress, es tres, tres (1968), y La madriguera (1969) toman como blanco parejas —o tríos— en situación de crisis existencial. El juego, el disfraz, la mezcla de lo real y de lo imaginario sin utilizar los códigos de la gramática fílmica (flash-back, fundidos...) crean un cine de poesía, en el sentido fuerte del término, que escruta con pertinencia la interioridad de los protagonistas.

Este lenguaje elíptico que Saura usa por evidentes razones políticas, pero también por su deseo de innovación estética, se inscribe como otras características de su obra, en una tradición típicamente ibérica. El realizador evoca él mismo su filiación con los escritores de el Siglo de Oro: Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), Francisco de Quevedo Villegas (1580-1645)...

El jardín de las delicias (1970), Ana y los lobos (1972), La prima Angélica (1973) son producciones que giran alrededor del tema de la memoria y de la familia en relación con la tragedia franquista. El jardín de las delicias es la primera película que evoca directamente la guerra de España. La prima Angélica va más lejos todavía e ilustra el punto de vista de un «vencido». Ana y los lobos delimita lúcidamente a través de un examen no disfrazado del ejército, la religión y el rechazo sexual todas las formas de regresión que produce, en los ciudadanos, el poder procedente de la victoria falangista de 1939.

A la mezcla de realidad y de fantasmas, se añade la desaparición progresiva del límite entre pasado y presente lo que dota a estas últimas películas de estructuras significantes complejas. Destaquemos que la confección de este universo particular —espacios cerrados— de ramificaciones metafóricas múltiples debe mucho a la utilización de colaboradores regulares: el productor Elías Querejeta, el director de fotografía Luis Cuadrado, el guionista Rafael Azcona y la actriz Geraldine Chaplin (intérprete de nueve de sus películas). Con Cría Cuervos (1975) —obra inicial de una serie de la que Saura concibió él mismo el guión—, el cineasta utiliza el lenguaje particular del que ahora es un maestro para relatarnos las relaciones del niño con el adulto y de este último con su propia imagen infantil. El artista vuelve a tocar y desplegar todos sus temas en Elisa vida mía (1977), su obra más terminada en la que memoria, creación y muerte se combinan estrechamente.

El fallecimiento de Franco, el cambio de régimen y la posibilidad de evocar directamente ciertas realidades rompen la coherencia del sistema significante de Carlos Saura.

A partir de Con los ojos vendados (1978), nos da las claves de su trabajo e insiste, por medio de una fuerte teatralización, sobre sus intenciones. Con Mamá cumple 100 años (1979) abandona la célula familiar como modelo de lectura de la sociedad ambiente. Vuelve a ella pero sin convicción, en Dulces horas (1981). Tras Elisa vida mía, la obra de Saura se divide en diversas direcciones.

Deprisa, deprisa (1981) constituye una vuelta a las fuentes de inspiración realista de Los golfos. Bodas de sangre, según la obra de Federico García Lorca (1981) —primera película desde Cría Cuervos de la que Saura no fue el guionista— y Carmen (de 1983, inspirada en la novela corta de Prosper Merimée y en la ópera de Georges Bizet) mezclan los temas de adaptaciones transdisciplinarias a lo vivido de los protagonistas.

Antonieta (1982) trata del destino de una joven mexicana mecenas y aventurera que se suicidó en 1931 en París. Los zancos (1984) describe la pasión devorante de un hombre mayor por una joven.

En 1986 Saura firmó El amor brujo con Antonio Gades. Carlos Saura sigue siendo un profesional de talento, pero ya no es el innovador que fue en los años sesenta o setenta.

A finales de julio de 1986 la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood y la Universidad de California, en Los Ángeles (UCLA), le tributaron un homenaje en el teatro Samuel Goldwyn, que contó con la asistencia de un gran número de estrellas de la pantalla, en reconocimiento a su extraordinaria labor cinematográfica.

Posteriormente, en abril de 1988, se estrenó en Madrid una de sus películas más esperadas: El Dorado, en el marco de la gala inaugural del Año Europeo del Cine y la Televisión; al acto asistieron los Reyes de España, la ex-presidenta y miembro del Parlamento Europeo, Simone Veil, y personalidades del cuerpo diplomático acreditado en España y del mundo de la cultura. En mayo de 1988 El Dorado, que con un presupuesto de 1 000 millones de pesetas fue el filme más caro del cine español del momento, fue presentada a concurso en la sección oficial del Festival de Cannes, junto a otra película española, El Lute II.

También en 1988, Saura entró a formar parte de la directiva de la recién creada Academia del Cine Europea (EFA), que concede los premios Félix. Tras El Dorado, Saura realizó, en 1989, una película calificada de «austera», La noche oscura, cuyo protagonista es San Juan de la Cruz, y que fue presentada la Festival Internacional de Cine de Berlín donde fue saludada por la crítica como «una de sus mejores obras».

El 16 de marzo de 1990 se estrenó en Madrid la película Ay Carmela, basada en la obra que con el mismo nombre escribió José Sanchís Sinesterra, e interpretada por Carmen Maura y Andrés Pajares. Esta vez, el filme de Saura fue seleccionado, el 4 de noviembre de 1990, por la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de España para acceder al Oscar a la mejor película extranjera de Hollywood.

El 26 de febrero de 1991 el filme Ay Carmela obtuvo 13 de los 21 premios Goya que anualmente concede la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. En 1991 preparó un montaje de Carmen, de Bizet para la Ópera de Sttutgart, y a continuación realizó un episodio sobre Goya para una enciclopedia audiovisual firmada también por Greenaway, Boorman y Resnais. Ambos trabajos los realizó al lado de su hermano, el pintor Antonio Saura. 

Considerado como el director de cine que más personifica lo que ha sido el cine de autor en España, trabajó posteriormente en Buenos Aires, en la adaptación de un cuento del escritor argentino Jorge Luis Borges, El Sur, que fue uno de los episodios de una serie producida por TVE y Andrés Vicente Gómez.

En enero de 1992 finalizó el rodaje de la película Sevillanas, una nueva incursión en el mundo de la danza, que se estrenó el 28 de abril de 1992 en la Exposición Universal de Sevilla. El filme, que cuenta con la presencia de los guitarristas Manolo Sanlúcar y Paco de Lucía y la participación de Camarón de la Isla, Rocío Jurado y Lola Flores, se presentó el 9 de septiembre de 1992 en la XLIX Mostra de Cine de Venecia, dentro de la sección experimental «Ventana sobre las imágenes».

En abril de ese año la Galería Nacional de Arte de Washington, una de las mejores pinacotecas del mundo, proyectó un ciclo del director español, como parte del homenaje al impresionista norteamericano, John Singer Sargent. El 14 de julio de 1992 Carlos Saura fue designado el director de la película oficial de los Juegos Olímpicos Barcelona 92 por renuncia del británico Hugh Hudson. La película Marathon: las llamas de la paz, promovida por el COOB y el COI con un presupuesto de 900 millones de pesetas, fue presentada en Lausana el 22 de junio de 1993.

El 28 de noviembre de 1992 le fue entregada la Medalla de Oro de la Academia de las Ciencias y las Artes Cinematográficas de España «en reconocimiento a su brillante carrera artística». Y meses después, el 26 de febrero de 1993, le fue concedido el Premio Gerald Brenan 93 a los Valores Andaluces, de la barcelonesa Sociedad Cultural Andaluza Almenara.

Su siguiente película, Dispara, la rodó en marzo de 1993 en Madrid. En ella narra una historia de amor ambientada en un circo y está protagonizada por Antonio Banderas y Francesca Neri; fue presentada en 1993 en los festivales de Venecia y de Valencia. Por esas fechas, el 23 de agosto, le fue impuesta la Orden de Artes y Letras de Francia. El 15 de marzo de 1994 fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Zaragoza.

En enero de 1994 inició el rodaje de Flamenco, cuyo único argumento «es la luz y el ritmo», según palabras del propio cineasta que quiso huir de cualquier elemento decorativo que pudiera distraer su «búsqueda de la esencia de un arte tan complejo y difícil». Así, toda la película transcurre en el interior de la antigua estación ferroviaria Plaza de Armas de Sevilla y buena parte del rodaje tiene sonido directo.

En este largometraje intervienen casi un centenar de artistas de todas las edades y especializados en los géneros del baile y cante flamencos. Algunos de los protagonistas son Lole y Manuel, Lola Flores, Enrique Morente, Paco Toronjo, Paco de Lucía, Manolo Sanlúcar, Joaquín Cortés, José Mercé y Fernanda de Utrera, entre otros. Flamenco se estrenó el 16 de junio de 1995.

El 7 de diciembre de 1994 Carlos Saura y el bailarín Antonio Gades recibieron un homenaje de la Sociedad Cinematográfica del Lincoln Center de Nueva York, durante la segunda edición de «Maestros de la Danza y el Cine» en el marco del tercer ciclo de cine español contemporáneo.

Carlos y su hermano, Antonio Saura, debutaron el 28 de junio de 1995 con una nueva versión moderna y personal de la opera Carmen de Bizet en el Festival dei Due Mondi (Italia), trabajo con el que inauguraron el sector dedicado a la lírica. También en Italia, Saura obtuvo el 20 de julio del mismo año el premio al mejor filme por Marathon, en el ámbito del Festival de Cine dedicado al deporte de Gaeta. La película fue rodada durante los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. El Festival de cine de Puerto Rico, San Juan Cinemafest, celebrado en octubre de 1995 dedicó a Saura una retrospectiva en la que se proyectaron sus principales obras como muestra privilegiada del cine español contemporáneo.

El 7 de diciembre de 1996 su largometraje Taxi ganó el premio a la mejor película en la Octava Semana de Cine Español de Aguilar de Campoo (Palencia). En Taxi Saura deja de lado el flamenco y las sevillanas de los últimos años para dar una vuelta más al realismo, la calle y, en este caso, la noche y con ella la intolerancia y el racismo. El cineasta utiliza por primera vez un guión ajeno para abordar desde un entorno familiar y cotidiano un problema como el de los fundamentalismos de todo tipo, tanto religiosos, como políticos o socioculturales.

En junio de 1997 comenzó a rodar en Buenos Aires Tango, un musical en el que partiendo de la historia personal de Mario, un cineasta que para superar una crisis afectiva con su ex mujer se refugia en el rodaje de una historia sobre el tango, Saura va desglosando coreografías y bailes, protagonizados por los mejores profesionales argentinos, incluido el famoso bailarín Julio Bocca.

El 2 de septiembre de 1997, ganó el premio al Mejor Director en el Festival de Películas del Mundo de Montreal (Canadá) por el largometraje Pajarico, galardón que compartió con el japonés Juni Ichikawa por su trabajo Tokyo Yakyoku (‘La balada de Tokio’).
 
Pajarico, que fue estrenada en abril de 1998, está basada en la novela Pajarico solitario, escrita por el propio Carlos Saura, y en la que recrea los recuerdos de su infancia a través de situaciones imaginarias. «Pajarico» obtuvo también, en octubre de 1998, el Gran Premio Paoa del X Festival Internacional de Cine de Viña del Mar. En noviembre de 1997 y en el marco de la XXIII edición del Festival de Cine de Huelva, Saura expuso de una serie de 76 dibujos cuyo tema central era la película Tango, que por entonces estaba rodando en Argentina.
El 3 de diciembre de 1997 fue galardonado con el Premio a la Creación Plástica de la Comunidad de Madrid, dotado con dos millones y medio de pesetas.

Ese mismo mes de diciembre, finalizó el rodaje de la película Tango, que en mayo de 1998 fue presentada fuera de concurso en la sección oficial del Festival de Cine de Cannes y en septiembre en el Festival de Cine de San Sebastián, también fuera de concurso.

Esta película, una coproducción hispano-argentina rodada en Buenos Aires, fue elegida el 28 de octubre de 1998 para representar a Argentina en la selección de las candidaturas al Oscar a la Mejor Película de Lengua no inglesa, y el 9 de febrero de 1999, la Academia de Cine de Hollywood la incluyó entre las cinco candidatas al premio.

En octubre de 1998, Saura comenzó el rodaje de una película sobre la figura de Goya, con Francisco Rabal, José Coronado, Maribel Verdú, Eulalia Ramón y Joaquín Climent en los papeles protagonistas: Goya en Burdeos.

En cuanto a su vida personal, Carlos Saura tuvo dos hijos con Adela Medrano, de la que se divorció. El 27 de diciembre de 1982 contrajo un segundo matrimonio con Mercedes Pérez, con la que tiene tres hijos. Asimismo, el cineasta estuvo unido con la actriz Geraldine Chaplin, con la que tiene un hijo. Está unido a la actriz Eulalia Ramón, con la que ha tenido una hija: Ana (diciembre de 1994) y a la que dedicó su película Pajarico

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