lupa
🚚 📦 ENVÍOS A TODO EL MUNDO ✈️ 🌍

Beni de Cadiz

Beni de Cadiz

El Beni, abiertamente caracolero.

Benito Rodríguez Rey nació en Cádiz en 1929 y murió en Sevilla en 1992. Hermano de Amós Rodríguez Rey.  Comenzó a ganarse la vida con el cante a los once años, cuando pasaba la gorra por el tren que va de Cádiz a Jerez de la Frontera. Se inició como bailaor en diversos elencos y en la compañía de Manolo Caracol y Lola Flores. En 1955, ya como cantaor, forma parte de los espectáculos de Lola Flores, y, en 1957, del cuadro del tablao madrileño El Corral de la Morería, ingresando seguidamente en el ballet de Pilar López, permaneciendo en él hasta 1959. Sufre una grave enfermedad en 1959, tributándosele un homenaje en su ciudad natal, por iniciativa de La Niña de los Peines y Pepe Pinto, en el que participaron ellos, la Paquera de Jerez, Parrilla de Jerez, La Perla de Cádiz, Antonio Mairena, El Sevillano, Manolo Fregenal, 'I'erremoto, El Güito, etc. Reapareció al año siguiente en el Tablao El Duende de Madrid, y en 1961 actúa en la sala de fiestas madrileña Villa Romana, en el elenco de Juanita Reina y en el tablao madrileño Las Brujas, donde canta hasta 1962, para hacerlo a continuación en el denominado Torres Bermejas, actuando en él durante 1963. En 1964, figura en otro tablao madrileño, Las Cuevas de Nerja, volviendo a Las Brujas en 1965. Alterna sus permanencias en los tablaos con sus intervenciones en los festivales, y en 1971, obtiene en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba varios primeros premios y el premio de honor.

Tras padecer otra enfermedad, vuelve a los tablaos, actuando en los sevillanos El Arenal, 1976, y la Trocha, 1976 y 1977. La Cátedra de Flamencología y Estudios Folklóricos Andaluces de Jerez de la Frontera, le otorga, en 1976, el máximo galardón en su género, el Premio Nacional de Cante, retornando a los festivales andaluces como una de sus figuras más relevantes, ofreciendo igualmente recitales en peñas flamencas. Entre sus actuaciones más significativas de los últimos años, después de una breve temporada en el Tablao La Venta del Gato de Madrid, en 1984, destaca su presencia, este mismo año, en la III Bienal de Arte Flamenco Ciudad de Sevilla.

La figura de Caracol marcó su vida para los restos. El Beni, abiertamente caracolero, fue siempre aplaudido también por su enorme gracia, pues gozaba de un sentido del humor inigualable .Estimamos que tan noble pero marcado ascendiente recorta de momento las enormes posibilidades artísticas de Beni y es una espada de doble filo: uno de ellos positivo, prolonga, como en tantos otros antecedentes ilustres de la historia del cante, el arte de un maestro, y denota, al tiempo, la calidad del discípulo; pero de otro filo, ya más alarmante, amenaza un poco la personalidad propia de éste, que también debería velar más celosamente por la pureza de su repertorio.

Utilizamos cookies propias y de terceros para mejorar la experiencia de navegación. Al continuar con la navegación entendemos que se acepta nuestra política de cookies.