Como forma musical, se toca en un compás de tres por cuatro o seis por ocho (o ambos) a una velocidad moderada. Normalmente es tocada con cuatro y maracas, aunque no posee una instrumentación estricta y como toda música folklórica es adaptable a pequeños y grandes ensambles
La melodía evoluciona sobre una variación de cuatro tonos, cuya repetición evoca a las olas del mar, en apariencia las mismas pero siempre distintas y nuevas, y se cantan versos que varían dependiendo de la canción.
A menudo se le conoce como "Polo Margariteño", por su afluencia en la isla de Margarita, uno de los cantes jondos andaluces que más se han perdido, y cuya genealogía es más difícil de concretar. Rarísimos, son hoy los cantaores que conocen este estilo. Fue cultivado por los mejores cantaores de las diversas épocas, como El Fillo, El Nitri, Curro Dulce y otros.